18 noviembre, 2008

ADAPTACIÓN DE LAS CONSTRUCCIONES TRADICIONALES A LAS NUEVAS EXIGENCIAS: CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA-PERÚ



Fuente :aqpcultura


Texto tomado de la Revista Nº 6 del Archivo Arzobispal de Arequipa

ADAPTACIÓN DE LAS CONSTRUCCIONES TRADICIONALES A LAS NUEVAS EXIGENCIAS: CENTRO HISTÓRICO DE AREQUIPA-PERÚ

ROSA BUSTAMANTE MONTORO, Dr. Arquitecto

INTRODUCCIÓN

Las construcciones tradicionales del centro histórico de la ciudad de Arequipa-Perú, declarada recientemente patrimonio de la humanidad, son de piedra de tufo volcánico tanto en los muros como en los techos abovedados en planta baja. Levantadas desde el siglo XVIII hasta inicios del XX, han sufrido los daños de los movimientos sísmicos que se registran en esta región, por lo que muchas de ellas han sido reconstruidas. En esta comunicación se detallan las adaptaciones que han sufrido en el intento de adecuarse la ciudad de fundación colonial hispánica en el siglo XVI, a las exigencias de los usos terciarios actuales


INTERVENCIONES

Se pueden distinguir tres tipos de intervenciones sobre estas antiguas viviendas que inciden en la redacción de las propuestas de restauración, rehabilitación o adaptaciones a nuevos usos. Pueden ser de importancia urbana: por la extroversión de los patios interiores, la transformación de las fachadas, el crecimiento de los inmuebles en altura, los cambios en la paleta de colores, etc. Arquitectónica: por los cambios de uso que se expresan en las plantas, la introducción de áreas de servicio e instalaciones y la desaparición de los huertos y jardines. Y estructurales, por el reforzamiento de las estructuras abovedadas debido al riesgo sísmico.


La extroversión del patio interior

Una de los cambios es la transformación de la imagen de las calles corredores del trazado en cuadrícula, por unas calles comerciales que se prolongan física y visualmente en los patios de las casas convertidas ahora en museos, bancos, hostales o centros comerciales. Al tener abiertas las dos hojas del portón de ingreso, se accede fácilmente al patio a través del zaguán, espacio que según sea el caso es un apéndice del patio o de la calle. Inclusive en las casas catalogadas esa acción ha originado la extroversión del primer patio en las casas señoriales y del único patio en las casas de menor rango.


Fig. 1 Casa del Alférez Flórez con tres patios, situada en la plaza Mayor.

Convertidos en áreas circulación del público, terrazas de una cafetería, lugares de ocio en las academias o colegios, o de quioscos comerciales como en el primer patio de la Casa del Alférez Flórez (Fig. 1, planta de Víctor Pimentel de 1978): Los patios han perdido su carácter de ambiente privado para formar parte de los ambientes urbanos del centro histórico, en una continuidad espacial calle-zaguán-patio.

A propósito, esta casa forma parte del inventario de arquitectura histórica realizado en 1989 para la propuesta de declaratoria de monumento histórico.


Los cambios en las fachadas

Una operación antigua y corriente es abrir o cerrar los huecos en las fachadas, alterando la configuración de puerta central con ventanas a los costados. Uno de los ejemplos más documentados antes de su restauración, fue la conversión de dos ventanas en una puerta metálica, cuando fue utilizada como local comercial la casa señorial Tristán del Pozo construida en 1736.La mayoría de las nuevas puertas conservan las jambas de la ventana existente, si es posible, manteniendo los dinteles horizontales o curvos. Esta operación ha producido la pérdida de decenas de rejas de hierro, uno de los elementos ornamentales más característicos de las fachadas arequipeñas.Por otro lado, aparte de la actividad comercial han incidido en la continua perforación de los cerramientos, la subdivisión de los inmuebles, y los accesos para las nuevas plantas.


Habría que tener en cuenta además las proporciones más grandes de las puertas y ventanas de los nuevos edificios, que expresan su contemporaneidad respecto a las construcciones del contexto, y que se construyeron en gran número en el centro histórico en la década de los '80. Por el contrario en menor escala se han cegado vanos existentes.El abandono también incide en la desfiguración de las fachadas.


La fig. 2a muestra la fachada actual del "tambo" de La Cabezona, alojamiento público del período colonial, y la fig. 2b, su hipotético estado original. Se puede apreciar que existen unas balaustradas recicladas que se insertan en el hueco de la puerta, y que han desaparecido las que tenían como soporte las ménsulas de los balcones.



Las construcciones sobre la planta baja

En la primera mitad del XIX que coincide con los movimientos de independencia de la corona española, se introduce en las fachadas el lenguaje neoclásico de pilastras estriadas, capiteles jónicos y cornisas amplias que sirven de soporte a los balcones. Las construcciones superiores eran mucho más ligeras, entramados de madera levantados sobre la planta baja techada con bóvedas de cañón, tejados de chapa, muros de piedra de tufo levantados a soga, y forjados de vigas metálicas con bovedillas hechas con la misma piedra. La evolución constructiva de un inmueble se muestra en la fig. 3 (Casa de la calle Jerusalén nº 204), la adición de la primera planta y la conversión de una de las ventanas en puerta de la planta baja original. Otros ejemplos son más didácticos al ilustrar el paulatino crecimiento de la ciudad.


Con el paso del tiempo al ser de propietarios diferentes los locales comerciales construidos en 1796, uno de ellos construyó esa primera planta, destruyendo la cornisa original de la crujía (Fig. 4 Inmuebles de calle San Agustín 101-113).

Fig. 4 Tiendas de calle San Agustín (estado anterior y primera planta sobre una de ellas en la foto).
Pero es a partir del siglo XX después de los terremotos del 1958 y 1960 cuando se inicia una renovación de las plantas superiores y la construcción de dos plantas más una tercera ligeramente retranqueada de la fachada, introduciéndose las estructuras en hormigón armado en estas edificaciones de mayor altura, ampliaciones que además alteraron la relación entre el ancho de la calle y la altura hasta el nivel de la cornisa.


Reforzamiento de las bóvedas

Los gruesos muros mixtos de piedra y hormigón, y la disposición de bóvedas y contrabóvedas, como se aprecia en la planta de la figura 1, contrarrestan mutuamente los empujes, incluyendo las bóvedas de las propiedades vecinas al no existir espacios de separación. Sin embargo, los terremotos producidos en los siglos XIX y XX destruyeron un buen número de bóvedas, que continúan dañándose con los movimientos sísmicos. Por tal razón, para aumentar la estabilidad de las bóvedas y la seguridad de los usuarios, una de las intervenciones más comunes y que no es visible exteriormente, consiste en introducir unos zunchos de hormigón armado para atar las cabeceras de los muros, o bien construir unas vainas también en hormigón armado sobre el extradós de las bóvedas, revestidas con baldosas de ladrillo.


Cerramientos de arquerías y nuevos entrepisos

Se han cerrado los antiguos cenadores de las casas señoriales que se encontraban en los segundos o terceros patios, cubiertos siempre por bóvedas de arista, para obtener un ambiente más, en respuesta a una demanda de área tanto para vivienda como para usos terciarios. Aprovechando la altura de 4.75 aproximadamente desde el piso hasta el intradós de la clave de la bóveda, se han levantado unos entrepisos con vigas de madera, aumentándose el área útil del ambiente (fig. 5 sección del Tambo de Bronce). En las viviendas se adaptan a dormitorios y en los locales comerciales a oficinas; algunos entrepisos aprovechan la iluminación de las ventanas altas existentes

Aprovechamiento de los muros mixtos

Uno de estos cambios se produjo con la incorporación de los cuartos de aseo, a partir de la llegada del servicio de agua potable a los domicilios a fines del siglo XIX. Para instalarlos se aprovecharon las áreas libres, se ampliaron los nichos que tenían las paredes o se reciclaron los arcos cobijos donde existían los antiguos hogares o alacenas para guardar los utensilios de cocina. (Fig. 6, Casa de Cruz Verde 423, tina en una antigua hornacina usada como hogar cuyos huecos de la chimenea se conservan).

Pero también es corriente abrir nuevos huecos eliminando una de las caras aparejadas más el núcleo de hormigón, dejando solamente la otra cara, consiguiendo de esta manera un área necesaria para la colocación de los aparatos sanitarios


Reciclaje de materiales y elementos constructivos

Las demoliciones por obra nueva son una fuente de acopio de materiales y elementos arquitectónicos que son reciclados para otros usos. Los sillares se usan en construcciones que se levantan en la periferia de la ciudad, las ménsulas para nuevos balcones y las rejas para nuevas ventanas o para material de fundición.


Pavimentación de los patios y huertos

Los patios carecen de jardines por los motivos expuestos anteriormente. Situados al centro, cuadrados o circulares, con una reja en el perímetro para protegerlos mejor, tenían una media de hasta doce plantas que se cultivaban en un diámetro de 2 m aproximadamente. Con plantas aromáticas como el huatacay, medicinales como la sábila y el geranio rojo, en el suelo o en macetas. En el proceso de densificación y para aumentar la rentabilidad de las propiedades, los huertos que se encontraban al fondo del solar han ido desapareciendo para dar paso a construcciones de nueva planta. Esto ha provocado un notable cambio medioambiental en una ciudad carente de vegetación en sus calles.


La permanencia del material

La ciudad se caracterizaba porque en el siglo XVIII estaba blanqueada a la cal, y a partir del XIX estaban pintados en colores azul añil, rojo y amarillo, los aparejos de sillares de 40x40x20 cm, medidas derivadas de la métrica colonial. Posteriormente las medidas han ido variando a 40x30x20 cm y 60x30x20 cm, adaptándose mejor a la construcción de muros a soga o a tizón. En el siglo XX se han incorporado dos formas de tratamiento de las fachadas.

A partir de los años '70 se ha ido dejando el material visto tanto en exteriores como en interiores, liberando los revocos y lechadas a la cal, que ocultaban la belleza de la piedra blanca con incrustaciones negras y marrones.Por otro lado, en esta misma línea de dejar a la vista el material, se ha introducido la piedra volcánica cortada en pequeñas piezas de 25x15x2 cm. para aplacarlas sobre las nuevas edificaciones. En las antiguas edificaciones las restauraciones optan por dejar desnuda la piedra o bien, recuperan los colores tradicionales, sean originales o no. Sin embargo, es evidente la permanencia del uso del material, aunque solo sea en los muros de cerramiento.


CONCLUSIONES

El cambio de uso de los inmuebles, de residencial a usos terciarios, ha originado el predominio del carácter utilitario de las intervenciones para adaptarse a las nuevas exigencias, perdiéndose el valor artístico de las fachadas. Pierde interés como valor la simetría de las fachadas, para dar paso a una variación de puertas y ventanas. Las demandas de la actividad comercial han incidido en la desaparición de la secuencia zaguán de entrada - patio interior, al unirse ambos constituyendo un solo espacio, y a su vez anexado a la calle.Al conservarse las cubiertas abovedadas también esta garantizada la conservación de los muros y por lo tanto del antiguo trazado, pues si no se conservaran, correrían el riesgo de desaparecer los muros anchos al perder la función de contrarrestar el empuje ejercido por las bóvedas.

El uso ininterrumpido del material de piedra volcánica y las técnicas de albañilería tradicionales, no facilitan la distinción de las intervenciones ni su antigüedad. La presencia de nuevos materiales, en particular el uso de los cristales grises sin carpintería, advierten en cambio la contemporaneidad de las intervenciones.Un argumento a favor es que todas estas intervenciones sobre el patrimonio edificado, no lo destruyen sino que por el contrario se va formando una arquitectura de preexistencias, con nuevos tipos de edificación producidos por las adaptaciones y readaptaciones.

Dos son las invariantes de esta arquitectura local que consolidan su identidad: el material y las bóvedas.Finalmente, hay que reconocer que la mayoría de estas obras son hechas gracias al aporte de los propietarios particulares, que van solucionando la falta de infraestructura comercial y de servicios en el centro histórico, sin costo para el Estado o el Ayuntamiento.


Fuentes:

Figs. 1 y 3. Planos. Archivo Instituto Nacional de Cultura de Arequipa.Figs. 2, 4, 5 y 6. Fotografías y dibujos de la autora.Bustamante, R., Bóvedas de cañón construidas con tufo volcánico de las viviendas arequipeñas, Actas del Tercer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Sevilla, 2000.García Bryce, J., Casa Tristán del Pozo, Arequipa, Ed. Banco Continental del Perú, s/f.Gutiérrez, R., Evolución histórica urbana de Arequipa (1540-1990), Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería, Epígrafe Editores S.A., Lima 1992.Quiroz Paz Soldán, E., "La arquitectura mestiza arequipeña: del rancho de paja al palacio de sillar, Revista Plaza Mayor, Nº 9, julio-agosto, 1983.


NOTA.-

Esta versión es la misma que la que se ha presentada en inglés bajo el título "Traditional building adaptation to new requirements: historic center of Arequipa-Perú" al 3er. Congreso Internacional Ciencia y Tecnología Aplicada a la Protección del Patrimonio Cultural en la Cuenca Mediterrránea, Alcalá de Henares, julio 2001.

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