12 octubre, 2011

(Editorial El Comercio) Machu Picchu: conservar y promover


Nuestro principal centro de atracción turística mundial está descuidado y saturado en los últimos tiempos…
Miércoles 12 de octubre de 2011 - 07:00 am
Es oportuna y necesaria la reacción de las autoridades ante los problemas deMachu Picchu, una de las siete maravillas del mundo y centro de atracción turística mundial, descuidado y saturado en los últimos tiempos, lo que pone en riesgo sus estructuras y su entorno natural.
La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura) ha advertido, en varias oportunidades, sobre esta ingrata situación e incluso ha amenazado con incluir este ícono peruano en la lista de monumentos en riesgo. Al respecto, la ministra de Cultura, Susana Baca, ha anunciado que en enero del próximo año representantes de dicha entidad llegarán para inspeccionar in situ la situación de Machu Picchu.
Entre tanto, el ministerio y las autoridades regionales y locales del Cusco tienen que redoblar esfuerzos para evaluar exhaustivamente la preocupante coyuntura. El crecimiento de la industria turística debe complementarse con el imperativo nacional de conservar este legado único de la cultura incaica.
Hay que mirar con detenimiento las experiencias de otros países con riqueza arqueológica como México y Egipto, por ejemplo, que siguen recibiendo millones de turistas y cuidan el estado e integridad de sus monumentos. Con el mismo interés tiene que evaluarse la pertinencia de establecer turnos para el ingreso de turistas y también rutas peatonales, dentro de las ruinas, así como ordenar los accesos y la polución urbana de los distritos aledaños que han crecido caóticamente y amenazan el entorno.
A propósito, la preocupación por Machu Picchu es indesligable de lo que pase en el Cusco, donde se ha generado una ardua polémica por la iniciativa municipal de trasladar los bares y discotecas del centro histórico a otras zonas.
Lo urgente aquí es formalizar, poner orden, restaurar la seguridad y respetar el derecho de los vecinos y la integridad del casco urbano, condiciones que deben marcar el necesario diálogo entre las autoridades municipales y del Ministerio de Cultura con los empresarios y representantes de la industria turística.

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